Claves para trabajar nuestro pensamiento positivo

Desde hace unos meses, el ser humano se enfrenta a la mayor amenaza hacia nuestra salud causada por el COVID-19. Esta crisis supone una gran amenaza para la infraestructura de la atención sanitaria a nivel mundial así como para el bienestar económico, social y psicológico de la población general. ¿Por qué nos cuesta mantener el pensamiento positivo?

La peculiaridad de esta amenaza es su gran potencial para afectar y alterar la integridad física y emocional de las personas que no disponen de los recursos suficientes para poder hacerle frente debido a su alta peligrosidad, novedad e incertidumbre que genera. Por esta razón, es imprescindible dirigir nuestros pensamientos hacia aquellos más positivos que nos reconfortan, nos llenen de energía y esperanzas. Para ello, es fundamental que trabajemos el positivismo como una aptitud clave para ser más optimistas, reducir el estrés y las emociones negativas generadas por esta situación.

Nuestro cerebro está diseñado para ser optimista, pero también para sobrevivir. Por esa razón, nuestro cerebro nos recuerda constantemente que en el mundo existen numerosos peligros para los que debes ser cauto y protegerte.

No obstante, si dentro de nosotros solo existiese el miedo y pensáramos en los riesgos, estaríamos paralizados y no tendríamos ganas de hacer nada ni de levantarnos de la cama. La tristeza y los miedos no nos dejan avanzar y explorar el mundo, por lo que necesitamos que el optimismo conviva dentro de nosotros. Por tanto, ¿Cómo podemos equilibrar dentro de nosotros estas dos tendencias? ¿podemos aprender a ser más optimistas? ¿Podemos fomentar el pensamiento positivo? Para ello, te damos las claves.

Tips para trabajar el pensamiento positivo y el optimismo

Aptitud positiva

Lo primero para ser más positivos u optimistas es tener aptitud. Dirigirla hacia el cambio, hacia el lado bueno de las cosas y hacia las ventajas de afrontar cualquier situación problemática u obstáculo que nos podamos encontrar. Albert Einstein decía, “entre las dificultades se esconde la oportunidad”.

Crear el hábito y desarrollarlo 

Al igual que podemos trabajar nuestro cuerpo para obtener mayor salud física, también podemos trabajar nuestra mente y nuestras emociones. Para adquirir un nuevo hábito mental hay que ejercitar el cerebro como un músculo más. Para crear este hábito y desarrollar el optimismo, podemos comenzar realizando el siguiente ejercicio. 

Haz una lista con tres columnas, y escribe:
Un recuerdo alegre

El nombre de una persona a la que quieres

Un deseo o sueño, algo que quieras realizar (ha de ser próximo y alcanzable)

Por ejemplo:

Recuerdo alegre Nombre de una persona a la que quiere Deseo o sueño 
Nacimiento de hijo María Viajar a Madrid
Una vez que tengas tu lista creada, cierra los ojos. Visualiza cada uno de estos recuerdos o deseos positivos, céntrate en las emociones positivas que ellos te generan y asocia un color a cada uno de ellos.

Posteriormente, en cartulinas de colores, escribe cada uno de ellos y colócalos en un lugar visible donde puedas verlos a diario. Así cuando los mires, volverás a sentir las emociones cálidas que te generan esos recuerdos, tus seres queridos y tus sueños. Puedes ir variando la lista creada e ir haciendo una nueva de vez en cuando.

También, dedica un rato a escribir y evocar recuerdos positivos. A priori, como no tenemos este hábito creado, puede resultarnos una tarea difícil. No te presiones y deja tu lista en un lugar visible, incluso en algún sitio en el que otros puedan echarte una mano y escribir algún recuerdo positivo. Con el paso del tiempo, aprenderás a tomar conciencia de todo aquello tan positivo que te ocurre y que ha ocurrido a lo largo de tu vida.

Identifica tus pensamientos negativos

El optimismo es necesario porque nos invita a descubrir, a arriesgarnos a un mundo mejor que nosotros mismos somos capaces de construir.

Es el impulso que nos mueve a lanzarnos y salir de nuestra zona de confort. Fuera de ella, se encuentra un mundo lleno de nuevas posibilidades de aprendizaje y experiencias que nos enriquecen.

Sin embargo, en nuestro día a día estamos expuestos a numerosos pensamientos negativos que nos crean pequeñas “trampas mentales” y repercuten sobre nuestra salud física y mental. Estos pensamientos generalmente son intrusivos y aparecen de manera automática bajo el disfraz de muchos de nuestros miedos.

Por ejemplo, en las relaciones de pareja, numerosos pensamientos negativos están relacionados con nuestro miedo al abandono, a la soledad, etc. Asimismo, también depende de nuestra manera de cómo interpretamos y evaluamos la realidad así como nuestras emociones y sentimientos.

Ante una misma situación, cada persona la interpreta de manera diferente. Estas variaciones dependen de factores individuales (expectativas anteriores, miedos, experiencias personales, etc.). Además, las personas siempre estamos inmersas en un diálogo interno aunque no somos conscientes de ello.

Una persona puede creer que, ante una situación determinada, no está pensando nada. Sin embargo, existen ciertos pensamientos o creencias tan bien aprendidas o establecidas que llegan a hacerse automáticos. Por ello es necesario que empecemos a tomar consciencia sobre nuestra manera de pensar, sobre nuestros miedos.

Toma consciencia de tus miedos

Imagina al miedo como a alguien que se hubiese instalado en tu mente, que constantemente te dice lo que puedes y no puedes hacer, que te da órdenes que tú obedeces, creyendo al final que haces esas cosas porque quieres. Por ejemplo, no vayas a fiestas porque no sabrás qué decir o dirás algo inapropiado; no cojas el metro porque te podría faltar el aire.

Los miedos llevados al extremo nos impiden avanzar. Además, dedicamos muchas horas de nuestro día a día a ellos, a pensamientos negativos, a recuerdos tóxicos que nos impiden avanzar y que generan mucho malestar.

Pero debemos plantarles cara y hacerlos conscientes, pues detrás de cada uno de nuestros miedos, detrás de cada “hombre enmascarado” únicamente estamos nosotros y nuestros pensamientos negativos.

En definitiva, y aunque no podemos elegir nuestras circunstancias o las cosas que nos pasan, si podemos elegir cómo responder a ellas.

Por un lado, podemos responder no haciendo nada contra ellos o huir de los mismos.

Por otro lado, afrontarlos de manera directa será la mejor opción para ganarles la batalla y comenzar a crear el hábito de pensar de manera más positiva.

Haz un menú de cómo quieres que sea tu día a día

optimismo


Imagina que tus días, además del menú alimenticio, tienen un menú de optimismo. ¿Qué plato escoges?

No se trata de ser perfectos sino de ser conscientes que desde el menú de la vida te llegan tanto oportunidades positivas como negativas.

Tú puedes elegir cada día cuál es tu menú y mejorar cada uno de los aspectos de tu vida.

Recuerda que nuestro cuerpo está en constante proceso dinámico ya que no solo lo alimentamos con lo que comemos sino con lo que pensamos, lo que esperamos, lo que oímos y lo que sentimos.

En Psicólogos Málaga PsicoAbreu podemos ayudarte en el proceso hacia el pensamiento positivo. A través de herramientas eficaces proporcionadas por nuestros profesionales podrás hacer frente a esos miedos que te paralizan.

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