Cualquier examen médico en el que intervengan radiaciones ionizantes siempre ha de estar justificado para cada paciente, de manera que los beneficios que reportan al mismo estén por encima del detrimento potencial. Además ha de evaluarse la posibilidad de realizar exploraciones alternativas que no impliquen el uso de radiaciones ionizantes. No se deben hacer radiografías a menos que previamente se lleve a cabo un examen de la historia y clínica del paciente, asumiendo como una práctica inaceptable la radiografía de rutina.
TÉCNICAS RADIOGRÁFICAS
Antes de analizar las medidas adoptadas en materia de protección radiológica vamos a estudiar brevemente los distintos tipos de equipos utilizados en radiología dental en función de la posición de la película y del tipo de exploración a realizar sobre el paciente:
-Radiografía con película intraoral: engloba todas las radiografías aisladas de las piezas dentales. El equipo de rayos X utilizado en estos casos se diseña para que sea lo más sencillo posible de manera que las características o mandos modificables por el operador sea mínimas, con el fin de reducir el número de controles. Así, el kilovoltaje o miliamperaje suelen ser fijos, pudiendo varias solo el tiempo de exposición. El kilovoltaje oscila entre 50 y 70 kV, y el miliamperaje lo suele hacer entre 7 y 10 mA. El tiempo de exposición se fijará en función de la pieza dental que queramos radiografiar, en un estudio a un niño será menor que el necesario en un adulto, debido básicamente a la diferencia de espesores que tiene que atravesar el haz.
Los aparatos de rayos X dentales constan de cuatro partes:
Base: puede estar sujeta a la pared (fija) o al propio equipo (móvil)
Cuerpo: contiene las partes eléctricas: autotransformador, estabilizador de corriente, regulador de voltaje, cronómetro de tiempo, voltímetro-amperímetro y selectores de kilovoltaje y amperaje, si existieran.
Brazo articular: permite los movimientos de la cabeza en todos los planos del espacio.
Cabeza: es el continente blindado para el tubo de rayos X, que consiste en una cubierta sellada de vidrio dentro de la cual se coloca el filamento, o cátodo, y el ánodo, que en este tipo de aparatos suele ser fijo. Además consta de un transformador de alta tensión, que transforma la corriente comercial de tipo variable de 50-70 kV y 7-10 mA, un transformador de baja tensión, que transforma la corriente comercial a 8-10 voltios necesarios en el filamento, un filtro de aluminio, un colimador metálico y un cono localizador.
Se trata de radiografías con película pequeña, del orden de centímetros, habitualmente 4cm x 5cm, que se introduce en la boca, dentro de una envoltura opaca a la luz. Se pueden hacer con el paciente sentado en el mismo sillón del dentista.
-Radiografía extraoral: cuando es necesaria una exploración radiológica que incluya regiones anatómicas más amplias nos valemos de los métodos extraorales. Son radiografías que exigen más penetración y requieren aparatos que operen con kilovoltaje variable, generalmente hasta 100 kV y con un miliamperaje por debajo de 20 mA. En estos procedimientos la película se coloca fuera de la cavidad bucal. Dentro de esta categoría se puede incluir la radiografía de cráneo o cefalométrica con la que es posible medir la relación entre las distintas estructuras craneales y dentobucofaciales y, por tanto, útil para el diagnóstico y plan de tratamiento en ortodoncia. Este tipo de radiografía es también conocida como telerradiografía ya qye la distancia foco-placa no debe ser menor de 1.50m. Precisa de craneostato y de una técnica depurada y de similitud para que pueda reproducirse en posteriores controles.
En la radiografía extraoral se utilizan películas con chasis acompañadas de pantallas de refuerzo. El tamaño varía en función de la exploración desde 13cm x 18cm hasta 18cm x 24cm, aproximadamente.
-Panorámica: dentro de las ténicas extraorales podemos identificar y clasificar un nuevo grupo debido a las características tan concretas del equipo utilizado: la radiografía panorámica. Cuando es necesario obtener una imagen panorámica de toda la mandíbula, se realiza una tomografía en el que las estructuras se distorsionan deliberadamente para obtener una sección del paciente bien definida y visible en la radiografía. Permite el examen de toda la región dentoalveolar y estructuras adyacentes en una sola película.
Podemos distinguir entre estudios estáticos ( o de ampliación panorámica), en donde el tubo se coloca en el interior de la boca, estando el paciente y la película extrabucal fijos y estudios dinámicos o pantomografías, que por ser más comunes van a centrar nuestra atención. Estos últimos aplican los principios de tomografía, en los que o bien se mueven a la vez paciente y película en sentidos opuestos permaneciendo el tubo fijo, o bien gira tubo y película alrededor de la cabeza del paciente. El eje de giro cambia de una posición a otra, ya que la mandíbula no es redonda, de manera que la zona cuya imagen se pretende siempre queda perpendicular al haz. Se obtiene una imagen radiográfica con más grado de detalle y una ampliación alrededor de 19%, siendo constante y uniforme para ambos maxilares.
El miliamperaje y el tiempo suelen ser fijos, mientras que el kilovoltaje es variable, debiéndose ajustar por el operador. Utiliza fuentes superiores de radiación, en comparación con la intraoral, una distancia objeto-placa más grande y angulaciones del haz aproximadamente perpendiculares a la forma de la mandíbula.
La pantomografía se realiza con un chasis flexible y curvado, con la correspondiente pantalla de refuerzo.
-Cefalometría: generalmente produce imágenes de la cabeza entera y parte de la médula espinal. Sin embargo, el área de interés para los ortodoncistas llega justo a nivel de la base del cráneo y, por tanto, deberán colimarse lo más exactamente posible al área requerida. Además, en este tipo de pruebas deberá utilizarse un atenuador para compensar la disminución de espesor del cráneo desde las órbitas de los ojos al extremo de la nariz. Este filtro conformador, que suelen tener forma de cuña, se suelen colocar entre la cara y el chasis, aunque es mucho más recomendable a efecto de las dosis a cristalino que se sitúe en el colimador. Los fabricantes deberían incorporar este dispositivo al diseño de sus equipos.
PROTECTORES
-Gonadales: existen estudios en los que se evidencia la poca efectividad del uso de este tipo de protectores en radiología dental y, por tanto, no hay justificación para el uso rutinario de este tipo de protección.
-Pacientes embarazadas: se sabe que el riesgo radiológico en exploraciones de radiodiagnóstico dental es muy bajo; aún así siempre es necesaria una optimización en cuanto a la reducción de dosis al paciente. En el caso de pacientes embarazadas este hecho es más crítico si cabe, y es una buena práctica colocar un delantal plomado en el abdomen de la paciente, de manera que la exposición en el feto sea la más baja posible. Además, de esta manera, se dará confianza a la paciente y se pueden evitar estados de ansiedad en las futuras madres.
-Tiroides: en el caso de radiografías intraorales puede ser recomendable, el uso de protector de tiroides, para la población por debajo de 30 años, aunque es probable que la colimación sea suficiente. Tanto en radiografías panorámicas como cefalométricas es apropiado su uso cuando el tiroides esté en línea o muy cerca del haz primario, y no es posible evitarlo. Utilizando este tipo de protectores se puede disminuir la dosis en tiroides en un 50-80%, si bien su colocación, para que no interfiera en la imagen, es difícil en el caso de niños.