Las transiciones nos permiten pasar de una asana (postura de Yoga) a otra transfiriendo los puntos de equilibrio, administrando las fuerzas y manteniendo la concentración y la atención plena en lo que pasa en el cuerpo en cada etapa.
En este caso pasando de Kakasana (el cuervo) a Pindasana (el murciélago), luego a Sirsasana (paro de cabeza con apoyo de manos) y regresando a Kakasana.