Los pies son estructuras que cumplen un papel muy importante: mantenernos de pie y permitirnos el desplazamiento o locomoción a todas partes a las que decidimos ir. Pero a pesar de ser tan importantes en nuestra vida, a veces, no les prestamos atención y los descuidamos. Para cambiar un poco las cosas, hoy te traemos mucha información acerca del pie y una patología poco frecuente, pero de gran importancia, sobre todo si eres deportista: la sesamoiditis.
Estructura que conforman nuestros pies
Para empezar, es necesario que entiendas los distintos tejidos que conforman tus pies:
Músculos intrínsecos del pie
Observa la siguiente imagen:
Aunque no lo parezca, en el pie encontramos muchos músculos. Los que te presentamos aquí se llaman músculos intrínsecos, debido a que tanto su origen como su inserción se ubican en el mismo pie, y no en la pantorrilla y en el pie como lo hacen los músculos extrínsecos. Te mostramos varias imágenes: la fila de arriba representa las capas de músculos que conseguimos en la planta del pie, desde la capa más externa (la cual está constituida por el músculo abductor del 1er dedo del pie, el músculo flexor corto de los dedos del pie y el músculo abductor del 5to dedo del pie) hasta la capa más interna (constituida por los músculos interóseos plantares). En la imagen de la fila de abajo están representados los músculos del dorso del pie.
Ligamentos del pie y fascia o aponeurosis plantar
Los huesos del pie, de los cuales hablaremos más adelante, están unidos entre ellos por ligamentos. Los ligamentos tienen la resistencia necesaria para que, a cada paso que damos, los huesos se mantengan en su lugar. En la imagen que te enseñamos a continuación podrás observar 29 de ellos, y su ubicación exacta en el pie.
También tenemos una estructura llamada fascia o aponeurosis plantar, que se encuentra justo debajo de la piel y sobre los músculos. La fascia plantar es gruesa y resistente, y su trabajo es: 1) transmitir el impacto que se produce en el pie cuando caminamos y 2) sostener la estructura de arco que podemos encontrar en nuestro pie (el pie no es completamente plano, tiene un arco en la planta que permite funciones como adaptación del pie a los desniveles del terreno sobre el que nos desplacemos y mantenimiento del equilibrio). La fascia plantar es muy conocida por la famosa fascitis plantar, una patología en la que la fascia se microdesgarra y genera mucho dolor al caminar. La fascia se ve como en la siguiente imagen:
Huesos del pie
Si escribes en un buscador de imágenes la palabra 'huesos del pie', te aparecerán imágenes como la que te mostramos a continuación:
Esta imagen es perfecta para entender cómo se ubican los huesos grandes del pie pero, ¿sabías que existen 2 huesos pequeños más en el dedo gordo del pie? Observa la siguiente representación del dedo gordo del pie:
Este es el hueso sesamoideo. Es una especie de rótula muy pequeña, y tenemos 2 debajo de cada uno de nuestros dedos gordos (y en algunas personas existen huesos sesamoideos debajo del 2do metatarsiano y el 5to metatarsiano). Se llama sesamoideo debido a la palabra latina sesamum, que destaca su similitud con las semillas de sésamo.
Los huesos sesamoideos se forman como respuesta a la tensión, y su objetivo principal es proveer una superficie suave para el tendón del músculo al que esté unido el sesamoideo, para así aumentar la capacidad del mismo de transmitir las fuerzas musculares. En el pie los sesamoideos están conectados al músculo flexor corto del dedo gordo.
¿Qué es la sesamoiditis?
Sesamoiditis viene de la unión de 2 raíces: sesamoid-, que se refiere al hueso sesamoideo e -itis, sufijo que denota inflamación. Sesamoiditis es entonces la inflamación de los sesamoideos, la cual es bastante común.
Causas de la sesamoiditis
La sesamoiditis se produce principalmente por un traumatismo directo en la zona del hueso sesamoideo. Suele ser frecuente ver a deportistas como jugadores de fútbol o bailarines que aterrizan mal sus saltos (y el impacto lo recibe justo el hueso sesamoideo, por lo que se inflama). Pero además, los microtraumas repetitivos (como sucede en las personas que practican o a las que les gusta el jogging o running, en los que la presión y fricción constantes del hueso sesamoideo lesiona al mismo) y los trabajos prolongados en superficies duras pueden provocar esta patología.
Signos y síntomas de la sesamoiditis
Los signos y síntomas principales de la sesamoiditis son rigidez y dolor en el dedo del pie. La persona con sesamoiditis tiene la sensación de que camina con una piedra en el calzado, además de no soportar estar de pie o caminar largas distancias debido a que el dolor bajo el dedo gordo empeora; hecho que a su vez puede empeorar con un calzado que no sea el adecuado a la talla de la persona.
Una persona con sesamoiditis adopta una manera de caminar diferente para evitar el dolor: intenta apoyar el antepié lo menos posible para reducir el peso sobre el dedo gordo. Si el origen de la sesamoiditis fue un trauma severo, se puede presenciar enrojecimiento, hinchazón y aumento de la temperatura en el área (característico de la presencia de inflamación).
¿Cómo se diagnostica la sesamoiditis?
A pesar de que el hueso sesamoideo es pequeño, la recopilación de los signos y síntomas junto con las imágenes que se pueden apreciar en una radiografía o una resonancia magnética pueden determinar la presencia de una sesamoiditis. Es necesario que el diagnóstico sea preciso, ya que la sesamoiditis se puede confundir con patologías como una bursitis plantar, tumores, síndrome del túnel del tarso o fascitis plantar.
Tratamiento de la sesamoiditis: medicina y fisioterapia
La sesamoiditis es una patología que se soluciona, pero muy lentamente. Puede tardar hasta 6 meses resolver una sesamoiditis. Es necesario que la persona que la padece sea extremadamente paciente para recuperarse en su totalidad.
Por lo general, el médico indica drogas antiinflamatorias para disminuir la inflamación, y en seguida remite a la persona al fisioterapeuta.
El fisioterapeuta buscará disminuir el dolor y la inflamación a través de la utilización de frío (crioterapia), corrientes eléctricas y ultrasonidos; inmovilización del antepié o empleo de órtesis (una órtesis que mantenga un acolchonamiento debajo del dedo gordo puede ayudar a aliviar el dolor). También se le recomienda a la persona que evite las actividades repetitivas que pudieran estar generando la sesamoiditis.
En el caso de que ningún tratamiento funcione es posible practicar inyecciones de algún anestésico esteroideo funciona para aliviar el dolor. Como último recurso se utiliza la cirugía, aunque muchos médicos afirman que los resultados no son buenos con esta última opción.
Esperamos haberte ayudado con este artículo. No olvides que tenemos mucha más información en nuestro portal así que no dejes de seguiros.
Administrador Fisioterapia
02/05/2017