Ayer pasó la cabalgata por mi barrio.
Igual te importa tres pitos pero me di cuenta de algo que igual te interesa.
Y es que entre carrozas de pitufos, de Minions y bailarinas que casi ganan el Factor X de Risto había muchos caramelos.
Muchísimos.
3800 kilos según el ayuntamiento. De los cuales 300 eran sin azúcar o algo así.
Lo que yo me pregunto que sentido tiene meter caramelos sin azúcar en una cabalgata si el barrio está lleno de pastelerías y bares sirviendo roscones y churros con chocolate.
Asique raro sería el niño que no tuviera sobredosis de azúcar ayer.
Pero bueno.
A lo que voy es que mientras pasaban las carrozas y llovían caramelos me fijé en los niños.
Y a la mayoría les daba igual los reyes.
Estaban preparados como soldados para recoger caramelos por todas partes.
Y yo estaba ahí también con mi bolsa, pero con 32 años.
El caso es que tu mente funciona parecido.
Y lo malo de eso es que entorpece que tengas claridad y tomes buenas decisiones.
Y por supuesto no se fija en el rey sino en el caramelo.
Le atrae la promesa, la necesidad, el deseo.
No se fija en lo que tienes, en lo que eres, en aceptarte.
Y yo me dedico a eso.
Que pases un gran día de reyes
Te traigan o no carbón.
Y que tengas un gran año.
Un abrazo
Ruben