Los celos son una respuesta emocional a algo que se vive o se interpreta como amenaza. Se asocian también con el sentimiento de envidia que se basa en la idea de que otra persona alcanza o posee lo que al celoso le hubiese gustado o le gustaría alcanzar o tener y poseer.
Podríamos ver, por ej, su origen en el bebé y en la persona que le cuida (generalmente la madre) , la cual le alimenta, le asea, en general le cuida y le protege visto su estado de indefensión. Al aparecer un tercero (sea el padre, otro hijo, un hobby, el trabajo) el niño ve su protección amenazada, se da cuenta de no ser el centro del mundo de quien le cuida y vive el miedo a la perdida.
Se instaura así una relación triangular donde los celos para el niño tienen la finalidad de recuperar toda la atención/amor perdido e intentar de todas las maneras que conoce excluir el rival. A partir de ese momento el rival será constantemente presente y visto como una amenaza.
Imagen: Ronald Restituyo en Flickr.com El perfil del celoso es de una persona insegura, con baja autoestima, que necesita constantemente reconocimiento y atención externos, que busca un amor exclusivo donde él es el único protagonista. La persona celosa es victima de sentimientos de posesión, egoísmo, necesidad de tener el control en todo momento no solo de las situaciones, de la relación sino también de la otra persona objeto de sus celos.
Se trata de sentimientos que no se manifiestan solo hacia un partner sino también hacia quien sea que tenga algo que el celoso considera no poder tener, pero que quiere a toda costa y piensa que no tiene capacidad de conseguir. Además se pueden sentir celos o envidia por la vida emocional de otra persona, por su forma de expresar sus sentimientos, por su capacidad de relacionarse o socializar, por su éxito profesional etc.
Los celos a menudo afectan profesionales de éxito los cuales se convierten en personas muy competitivas con una actitud de autosuficiencia, incapaces de trabajar en equipo, que no comparten informaciones y que viven en constante estado de alerta, controlando el entorno y todos los que consideran ser rivales/amenazadores. Esto hace evidente su falta de seguridad y autoestima y una carencia de inteligencia emocional y empatía, las cuales serán sofocadas por sus temores.
Cuando los celos se manifiestan en forma descontrolada apoderándose de la racionalidad de la persona que es victima de ellos, su origen será neurótica o psicótica. La persona celosa tiene el terror de quedarse sola, de no ser amada, de no ser la única y esto le hace ver la realidad de una forma totalmente distorsionada. De hecho, muy a menudo imagina los motivos de sus celos como si fueran reales y crea hasta pruebas para mantener viva esa realidad y/o persigue el otro con preguntas obsesivas, le sigue, le controla en todas las formas posibles, vive en un estado de desconfianza y angustia siendo victima de su idea, y hace que el otro tampoco pueda vivir ni libre ni serenamente.
Diferentes autores han comprobado como hay una diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a los celos; el hombre teme más la infidelidad sexual, la mujer teme más la infidelidad emocional. Esto se podría explicar con un instinto que sigue vivo en nosotros a raíz del cual el hombre necesita garantizar la paternidad de sus hijos, y así evolución y continuidad del linaje familiar; la mujer debe mantener fuerte el compromiso del hombre con el núcleo familiar para garantizar su sustentamiento y crecimiento.
En cualquier caso la persona celosa proyecta su propia tendencia a la infidelidad – consciente o inconsciente – y por lo tanto intenta con todas sus fuerzas evitar padecerlo por parte del otro.
En psicología y psiquiatría, hay profesionales que consideran que los celos son innatos en el ser humano, y otros que consideran se trata de una conducta emocional adquirida y dependiente del contexto socio-cultural que cada persona hereda y en el que vive.
Imagen: ‘Qué le pasa a los hombres’ – movie El celoso en cualquier caso exige a su pareja la descripción detallada de su supuesta aventura sumiso a un deseo morboso de información ya que, en su mente, se crea un estado de pánico en que se mezclan el miedo al ridículo, el orgullo ya que todos saben, el sentirse no valer lo suficiente etc. Sentimientos que le llevan a una escalada emocional que puede derivar en frustración, ira, comportamientos peligrosos.
Una manifestación sana de los celos se produce cuando realmente percibimos un alejamiento de la persona amada y esto provoca un fuerte miedo a perderla, no tanto porque es un objeto que hay que poseer cuanto por el dolor intenso que la perdida, a nivel emocional, provocaría. Lo cual es humano, normal y difícil de evitar, salvo cuando se ame de una manera incondicional, pase lo que pase, sea cual sea la relación, actitud, decisión del otro.
¿Cómo dejar de ser victima de los celos?
Lo ideal sería ir directamente a la causa que, en un momento determinado de la vida, ha generado una sensación de abandono, perdida, rechazo, carencia o miedo y que se ha ido expresando a través de los celos. Siendo esto un trabajo que puede tener cierta complejidad y que requiere un tiempo, se puede empezar a aplicar soluciones que ayudarán en cualquier caso el proceso.
Imagen: Google.com Lo primero que hay que hacer es:
Reconocer el problema
Tomar la determinación de solucionarlo
Comprometerse con uno mismo para encontrar soluciones y aplicarlas, independientemente del esfuerzo que esto implique Hecho esto, será más fácil proceder. A seguir 10 pasos para superar el problema:
Racionalizar: es crucial tratar de ver la realidad y re-dimensionar la escalada de pensamientos e interpretaciones tóxicas de la que el celoso es victima. Al presentarse una situación de descontrol, parar e intentar ser racional, sin caer en la angustia que el miedo a la perdida dispara.
Frenar: paso seguido al punto 1 es ir frenando la mente y consecuentemente las acciones patológicas que se tomarían para comprobar las sospechas sobre todo si infundadas. De allí, distraer la mente hacia otras cosas.
Foco en las consecuencias: centrar la mente en las consecuencias que un comportamiento controlador, obsesivo, temeroso puede provocar en la relación. Es decir, la persecución y el control son justamente causantes del alejamiento del otro, lo cual es justo lo que el celoso no quiere que se produzca. Así ver como de supuesta victima se convierte en verdugo.
Mover el centro de atención hacia lo positivo: buscar todo lo positivo que el celoso aporta a la relación y por ende la respuesta también positiva y de reconocimiento que le deriva del otro. Y en lugar de sufrir por lo que considera no tener con respecto a sus rivales, centrarse en su propias cualidades y capacidades. Ir anotándolas si es necesario hasta reconocerlas, fijarlas en la mente y absorberlas.
Autoestima: consecuentemente al punto 4 será posible trabajar la autoestima, fundamental para salir del problema.
Aceptación: contemplar la posibilidad de dejar de ser el centro de atención del otro o bien de no tener porque anhelar tener algo que el otro tiene.
Confianza: entrenar la mente para ver las cosas al revés con respeto a como se ha hecho hasta ahora. Es decir, en lugar de ver todo como una amenaza, empezar a entrever en las personas sus buenas intenciones y sus actos incondicionales. Si se trabaja el origen del problema, con este enfoque se podrá desconectar el vinculo emocional con lo que, en un momento dado de la vida, hizo que el celoso tuviese que sentir desconfianza y de allí construir su patrón de comportamiento.
Dar-se libertad: tomar conciencia de que la libertad que se intenta quitar al otro en realidad se la está quitando a uno mismo. Nadie puede sentirse feliz estando así las cosas.
Empatía e inteligencia emocional: empezar a meterse en la piel del otro y observar, descubrir, compartir de forma más abierta lo que el otro siente y vive. Así desarrollar la propia inteligencia emocional, vital para el fluir de las relaciones.
Amar: tomar conciencia de que ser victima de los celos/envidias implica no amarse ni amar de verdad, porque causa el vivir en un constante estado de defensa y ataque en el cual todos son enemigos y rivales, y con que paz y felicidad no pueden co-existir. Amar no es posesión, amar es libertad de ser.
Publicado en: Gestiopolis.com
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Autora: Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach