El hombre se ha alimentado de miel de abejas desde hace más de 9000 años, y aún en la actualidad, es considerada por una inmensa mayoría de los profesionales de la salud como una medicina natural en la que muchas compañías farmacéuticas han centrado su atención para comercializar complementos alimenticios, reconstituyentes, calmantes y suavizantes para la garganta, etc. (actualmente se están comercializando en algunos países, ungüentos para el tratamiento de heridas de la piel basados en los principios antimicrobianos de la miel activa esterilizada).
Pese a todo esto, su consumo habitual cada vez resulta menos común debido en parte a la variedad de productos edulcorantes presentes en el mercado actual (menos calóricos pero más procesados, incluso totalmente sintéticos) y a la utilización masiva de azúcares refinados que no aportan sabor (simplemente sacarosa: “calorías vacías”)
Fomentar su consumo, supone complementar la dieta y contribuir al equilibrio nutricional, ya que la miel no sólo endulza, aporta además una amplia variedad de nutrientes: proteínas, hidratos de carbono de cadena corta y fácil asimilación, vitaminas (B1, B2, B3, B5, B6, B9, A, C, D, K), minerales (Yodo, Potasio, Fósforo, Calcio, Zinc, Magnesio, Manganeso, Hierro, Níquel, Selenio, Cobre, Flúor, etc.) y una amplia variedad de aminoácidos.
¿Qué propiedades se le atribuyen a la miel?
El consumo de miel resulta ideal para afecciones de garganta (faringitis, laringitis, rinitis), asma, úlceras gástricas, estados gripales, heridas y quemaduras (antimicrobiana y emoliente), estados depresivos menores, etc.Otras propiedades que se le atribuyen son:
Diurética y laxante (favorece la digestión y mejora el tránsito intestinal).
Calmante del dolor menstrual.
Sedante (favorece la absorción de triptófano, precursor de la serotonina).
Antioxidante (favorece la eliminación de radicales libres).
Estimulante hormonal (durante la menopausia).
Expectorante natural.
Aumenta las defensas del organismo (estimula la formación de anticuerpos y glóbulos rojos).
Desintoxicante y reconstitutivo (resacas).
Por sus características nutricionales resulta un antianémico de eficacia probada que además, facilita la asimilación de Calcio y Magnesio.
Tiene menos calorías que el azúcar refinado de consumo diario (sacarosa) y endulza más debido a su alto contenido en fructosa.
Su consumo en exceso debe evitarse, ya que el azúcar de la miel (fructosa) es más pegajosa y se adhiere con facilidad a los dientes provocando caries.
Se desaconseja su consumo para personas obesas y diabéticas, y de forma muy especial en niños menores de un año, ya que la miel puede contener esporas capaces de provocar botulismo infantil.