En pleno siglo XXI, la modernidad ha dejado atrás ese convencionalismo social pautado para establecer una relación amorosa y ahora resulta más cómodo para muchos, las relaciones difusas, efímeras y superficiales.
Flirteo, mensajes y vídeos llamadas por el smartphone, salidas uno que otro fin de semana, un cafecito a la semana, y pum !!! ... surgen las interrogantes: Somos algo?, hacia donde vamos con esto?, como se llama lo nuestro?. Y es que definitivamente tenemos la necesidad de darle nombre a nuestras relaciones: amigos, amigos con derechos, pareja, novios, amantes, entre otros.
Si estás saliendo con alguien, es importante entender, que la interrogante ¿Somos algo? o hacia donde vamos con esto?, en algún momento va a surgir, y no es cuestión de querer darle nombre o etiquetar, sino es la necesidad de estar claros y de esta manera evitar herir los corazones. No debería pasar mucho tiempo para hablar hacia donde va la relación, una relación amorfa crea falsas expectativas, a la final da la sensación de engaño, desprecio y pérdida de tiempo.
Si te interesa una relación estable, cuando ya ves que ha pasado el tiempo y no pasa a un siguiente nivel con quien estás saliendo, debes atreverte a soltarle, no debes perder tu tiempo con alguien que le resulta más cómodo beneficiarse de los momentos que les puedes dar y que no se interesa en tu esencia, sentimientos y expectativas. A la final, las personas que quieren relaciones superficiales, son inestables, arrastran muchos temores y tienen poca o nada empatía por los sentimientos de los demás. Tener relaciones con este tipo de personas a la final te frustra y te hiere el corazón.
No te conformes con menos de lo que deseas y mereces, por mucho que duela, lo mejor es soltar y seguir adelante con la cabeza muy en alto. Lo superarás y de seguro más adelante te encontrarás con alguien que sí tendrá la disposición de pasar tiempo de calidad contigo y sentirá orgullo de darle un nombre y estabilidad a la relación que puedan tener, aunque a la final no llegue a un compromiso de convivencia.
Marisol Hidalgo