Beber unas copas antes de ir a dormir puede sonar como un plan divertido pero es nada recomendable si deseas gozar de un sueño profundo y reparador.
Si bien el alcohol tiene un efecto relajante, los estudios científicos evidencian que el consumo regular de licor produce insomnio debido a que interfiere en la actividad de nuestro cerebro.
Aunque algunas personas aseguran que beber es lo que les permite dormir como un bebé, la verdad es que el sueño nocturno se altera porque el alcohol modifica los procesos químicos del cuerpo que son necesarios para un sueño profundo.
Cambios químicos que desvelan
Una de las principales consecuencias del consumo excesivo de bebidas alcohólicas es la deshidratación, lo cual afecta las funciones corporales, entre ellas la forma adecuada de dormir.
El alcohol inhibe la liberación de la hormona antidiurética llamada vasopresina, el químico responsable de avisar a los riñones que reabsorban agua que, de otra manera seguiría hacia la vejiga. El bebedor no recibe esta señal así que necesita ir más veces al baño.
El resultado de esta continua pérdida de agua es un molesto dolor de cabeza que inicia en el centro del cráneo.
Sueño poco profundo
Dormir de forma saludable implica transitar cada una de las fases que se van produciendo desde que nos acostamos hasta que nos sumergimos en el sueño REM, que nos permite despertar de forma óptima, mantenernos alerta y tener buena capacidad de aprendizaje.
La fase previa al sueño profundo en el que dormimos de manera reparadora es la del Movimiento Ocular Rápido (MOR), la cual se ve interrumpida por el alcohol en el organismo.
Esto quiere decir que a pesar de que la persona sienta que luego de tomar cae en un sueño profundo, en realidad sólo entra en la fase MOR después que el cuerpo sintetizó lo consumido.
Por este motivo en la medida que el cuerpo va saliendo del sueño MOR, es normal que el tomador despierte más temprano de lo previsto y con la sensación de no haber dormido adecuadamente.
Cuidar la higiene del sueño es fundamental para nuestro desempeño diario y el consumo frecuente y exagerado de bebidas alcohólicas influye negativamente en esta función vital. El cuerpo necesita una pausa para recuperarse de los estragos del alcohol porque de lo contrario no estará en condiciones de afrontar el estrés y las actividades cotidianas.
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