Tratamiento de vacuumterapia o masaje con ventosas en Campus Clínica: perfecto para la relajación... ¡y la celulitis!

You maybe have seen it before -and have that shivers when seeing it-: vacuum therapy. Ive tried it and after noticing its results in wellness and beauty, I think you gotta give it a try asap.

Seguro que lo habéis visto en alguna ocasión y puede que, como a mí, os haya dado algo de grima: es la vacuumterapia o masaje con ventosas. Bien, pues después de probarlo os digo que merece tanto la pena por sus resultados que tenéis que probarlo, sobretodo de cara al buen tiempo. Y en Campus Clínica lo dominan a la perfección.

Como tengo la cabecica que tengo, se me había olvidado hablaros de un tratamiento corporal que probé hace unos meses en Campus Clínica que me pareció de lo más novedoso y eficaz. No es que sea lo más placentero del mundo, al menos en la parte de las piernas, pero los resultados bien merecen la pena. Si queréis eliminar contracturas y tensiones en la espalda o ver vuestros muslos y glúteos más libres de celulitis, este tratamiento de ventosas o vacuumterapia os interesa, y mucho.



La filosofía, tanto para su aplicación en las piernas y glúteos como en la espalda, es la misma: se trata de hacer vacío entre la piel o el músculo y una especie de copa con efecto ventosa. Así, se logran dos resultados diferentes que os voy a contar.

Por un lado, en la zona de las piernas y glúteos, se movilizan las grasas, los deshechos y la circulación usando una ventosa que se arrastra desde las rodillas hacia arriba (hacia los ganglios linfáticos), sobretodo por la parte exterior de los muslos, haciendo una técnica de arrastre que levanta los tejidos. Ese movimiento se hace numerosas veces, hasta que se completa la sesión. En el vídeo que voy a poner más abajo vais a ver a qué movimiento me refiero, pero realizado en mi espalda -que no era cuestión de sacar el culete en vídeo, el blog aún no me da tanta pasta -. A mí donde más me dolió fue en la zona más cercana a las rodillas, porque ahí hay menos chicha de donde cojer, pero al ver los resultados me mereció toda la pena del mundo: la celulitis mucho más difuminada e incluso el culete algo más levantado. ¡Y con sólo una sesión!

Por otro lado, con su aplicación en la espalda, después de la técnica de arrastre y pasando a las ventosas fijas, dejándolas actuar unos diez minutos, se consigue una relajación paulatina de los músculos, liberándonos de tensiones y contracturas. Además, al hacer que la sangre fluya hacia esos vacíos, se movilizan toxinas y deshechos que luego se eliminan a través de la orina.



Una a una, se van poniendo las ventosas en puntos estratégicos que determina el especialista según donde los necesitemos. No se siente nada de dolor, tan solo un pequeño cosquilleo. Cuando se dejan actuar las ventosas los diez minutos o así que dura el tratamiento, ese cosquilleo es precisamente el que hace que cada vez nos sintamos más relajados y se vayan eliminando las tensiones. Yo, de hecho, iba notando cómo mi espalda estaba cada vez más blandita...


Lo sé, da grima, ¡pero no duele nada en absoluto!
En el vídeo vais a poder ver, como os decía, en qué consiste esa técnica de arrastre con las ventosas y cómo se queda la espalda después del tratamiento. ¡No asustarsen! Esos círculos no duelen nada y se van en un par de días. Conviene saberlo si tenéis pensado usar un top descubierto en los días siguientes, pero nada más. Y en las piernas no se queda ningún tipo de señal -sólo un poquito rojas durante un rato-.



Hala, ya tenéis una idea más para cuidaros y poneros bellas. Y sin romper la hucha, oye, porque la sesión cuesta menos de 50 y es realmente eficaz. Tenéis en este post, por cierto, otro masaje descontracturante que me hicieron en Campus y que también fue súper eficaz.

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