Teoría sobre los tíos que desaparecen

Por las mañanas trabajo en una oficina. Adoro ese trabajo, porque además de darme un poco de estabilidad económica y complementar el blog y la deco, me da perspectiva. En el trabajo tengo una compañera encantadora que después un matrimonio largo y horrible ha encontrado ilusión en un torero. Una historia muy cañí que comenzó hace unos meses y a la que estoy enganchadisima. Ella me ha ido contando sus avances desde el principio y aunque yo siempre he tenido reservas sobre esa relación, he intentado cerrar el bocón, tragarme mis prejuicios por una vez y limitarme a escuchar y a animar cuando el asunto lo ha requerido.

El caso es que el torero lleva desaparecido algo más de una semana, y a mí compi, que había recibido esta historia a pecho descubierto, está a punto de darle algo ante esta bomba de humo, que ya empieza a parecer sin retorno… Y hoy en el café, no me voy a resistir, y le diré que es momento de activar la fase de olvido cuanto antes, porque aunque puede que me equivoque, mi experiencia y la de muchas mujeres de mi entorno me dice que no va a haber llamada de despedida.



Hace algunos años, después de una relación muy larga, me dio por experimentar como serían los tíos completamente opuestos a lo que había conocido hasta la fecha, y como había vivido muchos años fuera de España, lo más original me pareció el clásico pijo español. Esta etapa por suerte o por desgracia podría dar para escribir un libro entero, así que voy a acortar el tema para centrarnos en el asunto que nos ocupa: de todos los hombres con disfraz de montería que conocí de un modo más cercano, podría decir que todos ellos a su manera desaparecieron a la francesa y uno de ellos dolió.


El que dolió hizo la madre de todos los Houdinis, después de que yo hubiese empezado a pasar por alto el “nimio” hecho de que nos encontrábamos en las antípodas de casi todo lo opinable. Y peor aún, que hubiese obviado que en su armario solo había ropa en tonos tierra, salvo algún pantalón rojo para días de feria … En ese momento en el que yo ya me veía como La Divina de sarao en sarao para toda la vida ciega de fino y amor, zas! Desapareció! Su última llamada fue para decirme que se iba el finde al campo con los colegas, acto seguido me bloqueó en whatsapp! Un grande!

Ahora me da la risa, pero os engañaría si no os dijese que me sentí estúpida y principiante. Yo me había colgado y había renunciado a parte de mi esencia, por un amor muy bien vendido! Y me la habían dado pero bien! Eso me pasa por experimentar… Con el tiempo, ya nunca lo recuerdo, y si lo hago, como ahora, es para reírme, pero en su día, la desazón y el no entender me provocó un dolor de estómago bien jodido. Con esto solo puedo concluir tres cosas que le comentaré hoy a mi compi:

1. No experimentéis con gente muy opuesta a vosotras, pues las líneas de entendimiento son otras. Donde tú distingues ente follar y querer a alguien, puede que ellos quieran hacerte sentir confusa. Tú ibas de frente y sus principios mal entendidos te van a dañar. Seguro.

2. Según mis estadísticas, es probable haya un buen porcentaje de “tíos bomba de humo” que se encuentren en este momento en la Sierra de Gredos perdidos, con sus outfits de campo. Porque si hay un hombre que desaparece en este país, es el “tipo Fran Rivera”. (Propongo no ir a buscarlos y dejar que se extingan solos)

3. Después de uno rancio, siempre siempre siempre, llega uno divertido, con colores y que como a ti, le gusta leer, perder la compostura por sistema y las olas del mar.

Vía

Que tengáis un buen inicio de semana!

Mrs. Shabby