Es por eso que quiero compartirles las frases inspiradoras de un libro que he estado leyendo durante los últimos meses; Sed de Ser. Escrito por Javier Melloni, teólogo y antropólogo, sus páginas nos invitan a probar algunos sorbos que han calmado ese deseo de sumergirse en los diferentes ámbitos de búsqueda, renovación y encuentro. Es un libro que debe leerse sin afán, sin prisa y en compañía de una tasa de té. Como a mi, espero que estas palabras los ayuden a calmar su sed, entendiendo que estamos inmersos en el.
El ser y la sed:
Así es la danza del Ser: movimiento incesante de salida y de retorno, éxtasis y enstasis que en cada contorno toma la forma única de lo que cada cual es.
Se nos da el Ser para que aprendamos a ser y repletos de ser, entreguemos nuestro ser.
Pertenencias y partidas:
Cuando comencemos a instalarnos habrá que partir. Será siempre así. Pero hay que hacerlo a su tiempo: si nos anticipamos no permitimos la maduración; si nos retrasamos obstaculizamos la transformación.
Entre el yo y la inmensidad está el calor de la tribu que ha visto cómo nacíamos y dábamos los primeros pasos. Diversas pertenencias a lo largo de la vida. Comunidad de sangre, de lengua, de ideología, de creencias o incluso una afición compartida nos cobijan frente al cielo abierto , frente al páramo inmenso, protegiéndonos del viento huracanado que azota la indefensa membrana de nuestra piel.
El cuerpo:
¿Qué podríamos habitar ante todo sino nuestro propio cuerpo? Es nuestra casa primordial, nuestro hogar primero. Suave y elástico al principio, terso y vigoroso más tarde, curvado y arrugado después , a lo largo de una vida ofrece innumerables paisajes en donde perderse de dolor o de placer.
No es que tengamos cuerpo, sino que somos cuerpo . No solo ocupamos un espacio y transcurrimos en el tiempo, sino que somos espacio y tiempo a través de él.
Las palabras:
Todo decir es importante no por lo que dice, sino porque a través de él los seres humanos comunicamos que somos.
Cada palabra contiene un universo y cada lengua es una visión del mundo. Con las palabras y lenguas que desaparecen, perecen también sus mundos.
Hablando nos damos a conocer; al mismo tiempo, somos interpretados por quien nos escucha a partir de su propio mundo, de su propia sed.
Las cosas:
Los objetos nos enseñan a ser por la humildad y el silencio con que sostienen su forma.
Su sola presencia nos calma. Un mero bolígrafo, un lápiz, una goma, están grávidos de calma de ser cosa.
Vivir es aprender a tener entre las manos los utensilios más cotidianos y agradecer su compañía tanto en los momentos amables como en los desolados.
Lugares y caminos:
Cada cuál es camino de sí mismo. Recorriéndolo, nos recorremos a nosotros mismos. Caminos que aparecen y desaparecen con cada existencia.
Al mismo tiempo que transitamos también existen lugares donde repostar. Pero hemos de aprender a distinguirlos: unos nos debilitan y adormecen, mientras que otros nos vigorizan y esclarecen.
Buscar:
Mantener viva la búsqueda es tener el alma despierta, dejar abierta la brecha que está en el origen de nuestra exploración.
Hay que seguir indagando, hasta que hallemos que el buscador es lo buscado. Así no lo dicen las tradiciones más despiertas: somos la nube que oculta su propio sol.
Crear:
Creando, damos forma a lo intangible, damos luz a lo que todavía no existe.
¨Para ser original hay que ir al origen¨, decía Antoni Gaudí. El origen posibilita lo nuevo, lo inédito, lo adveniente.
Ser que colma la sed:
cuando nos hemos colmado de existencia, dejar de ser para realmente Ser, liberando nuestra pequeña individualidad en el Ser total que tiene sed de nuestra sed.
Todos, todo, aquí está, aquí es.
Fotografía: The Art of Being Green
Fuente: este post proviene de The Art of Being Green , donde puedes consultar el contenido original.
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