Meditar no es algo esotérico o religioso, es un proceso biológico

¿Alguna vez has experimentado la sensación de “quedarte en blanco” y dejar de pensar durante unos segundos al observar la llama de una vela o el fuego en la chimenea? Durante esos instantes, sin saberlo, estabas meditando. ¿Pero qué pasa?, que el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, funcional, matemático, siempre deja pasar pensamientos intrusivos y rápidamente nos “saca” de ese éxtasis.

Como dice el doctor Daniel López Rosetti en la conferencia que hoy comparto, “meditar no es algo esotérico o religioso, aunque el proceso psico-biológico de la meditación pueda tener trascendencia espiritual. La meditación es un proceso biológico”. Hoy sabemos que los dos hemisferios del cerebro se especializan en diferentes funciones aunque ambos son igual de importantes. El izquierdo es lógico, matemático, secuencial, analítico, racional, ejecutivo y tiene conciencia del paso del tiempo. Por su parte, el hemisferio derecho tiene funciones intuitivas, emocionales, creativas, espirituales… y no conoce el reloj.

Meditar es concentrar la atención del hemisferio izquierdo en un objeto focal. Cuando eso sucede, el hemisferio izquierdo se concentra y el derecho, que no tiene conciencia del paso del tiempo, entra en una situación de éxtasis que se denomina meditación. En esos momentos baja el nivel de sustancias toxicas en sangre y esto es algo que está científicamente comprobado.

Este objeto que “anula” el hemisferio izquierdo” puede ser una vela, el fuego, un mandala tibetano, o pasar las cuentas de un rosario entre los dedos (la secuencia repetitiva del rosario hace que el hemisferio izquierdo se concentre en ese punto y el derecho trabaje libremente). En yoga a esta práctica se la conoce como Japa Yoga, y, al igual que con el rosario, se medita tomando con la mano derecha un collar de 108 cuentas de sándalo llamado Japa Mala.

Yo, particularmente, practico mi meditación torneando, porque esta actividad me “obliga” a estar concentrada en un punto fijo en el momento presente, pero la práctica de yoga me ha enseñado a meditar en cualquier momento y en cualquier situación; algo tan simple como llevar la atención a la respiración y ser consciente del recorrido del aire al entrar y salir de nuestro cuerpo.

Como dice el doctor Rosetti, meditar es, sin duda, el mejor ansiolítico; la mejor medicina.



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