Los demás pueden ser un buen espejo.




Esta es la parte más difícil del desarrollo personal. Aceptar que lo que nos gusta o molesta de los demás, es un reflejo de nuestro interior.

Y no es una frase más del cliché. Es una realidad. Y como en todo, entre más resistencia haya para aceptarle, será poco lo que podamos progresar.

Es sensillo si lo vemos de esta forma:

- lo que te suele gustar en otra persona es un reflejo de lo que tú mismo eres. Ya sea una cualidad que reconoces o no, o bien, una cualidad de la que careces y deseas tener.
- Lo que te molesta de otros, igualmente es algo presente en ti, quizá no lo expresas de la misma forma, pero está ahí, lo reconozcas o no. O bien, te molesta porque inconscientemente deseas ser o tener esa característica.



Obviamente hay formas de ayudarnos a reconocer las proyecciones de nosotros. En psicoterapia, aprendemos con preguntas como:

¿Te lo haces a ti mismo?
Todo eso que haces o te molesta de los demás, en realidad no es más que un reflejo de lo que te haces a ti mismo.

Tu sabes que te gustaría recibir de los demás, empieza por dártelo. En la medida en que aprendas a transformar tu interior, resolverás la manera de relacionarte con quien te rodea.


Lo que es afuera, es adentro.
Fuente: este post proviene de Psicología de los trastornos alimenticios, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?
Esta información nunca debe sustituir a la opinión de un médico. Ante cualquier duda, consulta con profesionales.

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Etiquetas: Emociones

Recomendamos