La rosácea: Todo sobre esta patología

La rosácea es una enfermedad crónica que afecta la piel y a veces los ojos. Esta afecta los vasos sanguíneos y las unidades pilosebáceas de la parte central de la cara, en la mejilla, el mentón, la frente y la nariz. Este se manifiesta como un rubor constante. Cuando la rosácea progresa pueden desarrollarse otras alteraciones como compromiso ocular, edema, descamación y el engrosamiento de la piel. Esta enfermedad puede causar hinchazón y úlceras cutáneas que hacen lucir al paciente como si tuviese acné. La rosácea puede comenzar como una tendencia a ruborizarse con facilidad, puede durar muchos años y muy rara vez desaparece sola. Los pacientes pueden mejorar sus posibilidades de eliminar esta molesta afección con un mejor conocimiento de la enfermedad, sus posibles causas y su tratamiento. La rosácea no se considera una enfermedad contagiosa o infecciosa. No hay evidencia de que esta se puede transmitir por el  contacto con la piel, compartir toallas o por inhalación. Las mujeres sufren rosáceas hasta tres veces más que los hombres, pero los casos más graves que  se han presentado por esta enfermedad han ocurrido en los hombres.

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Causa de la rosácea

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Aunque se cuenta con una frondosa investigación sobre la rosácea, sus causas aún no han podido determinarse. Los investigadores piensan que la causa probable de la rosácea puede ser debida a una combinación de condiciones genética y factores ambientales como las infecciones bacterianas y el daño producido por el sol.

La causa original de la rosácea es desconocida y aún es objeto de estudio en la dermatología. Algunas posibles causas de la rosácea que se están investigando son:

Herencia familiar: que los antecedentes familiares aumenten las probabilidades de que una persona pueda padecer rosácea, hace sospechar que la enfermedad debe tener una base genética aún no descubierta.

Infección cutánea: esta enfermedad se ha relacionado con el demodex folliculorum, este es un ácaro que coloniza la piel de la cara habitualmente, pero en las personas que tienen esta enfermedad, ayuda a que aparezca con mayor facilidad y volumen

Alteración del sistema inmunológico: las defensas celulares de nuestro cuerpo están exaltadas en los pacientes que sufren rosácea, de manera que la inflamación cutánea de la cara persiste en el tiempo y es más intensa de lo usual.

Exposición a la luz del sol: la radiación ultravioleta desencadena brotes de rosácea en la cara y empeora hasta en el 30% de los casos. Es desconocido por que sucede este mecanismo.

Aumento del flujo sanguíneo: los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo regulan la cantidad de sangre que pasa a la piel dilatándose o contrayéndose.
Sistemas de la rosácea

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En la rosácea existen muchos síntomas, pero los más significativos de esta enfermedad son los siguientes:

Enrojecimiento de la cara

Tendencia a ruborizarse o sonrojarse con extrema facilidad

Muchos vasos sanguíneos aracniformes en la cara

Nariz roja

Úlceras cutáneas similares para el acné que pueden exudar o formar costras

Sensación de picazón o de ardor en la cara

Ojos irritados. Llorosos e inyectados en sangre
En casos extremos la rosácea puede causar engrosamiento de la piel y desfiguración, lo que en ocasiones puede producir un trastorno llamado rinofima, caracterizado por la forma bulbosa de la nariz. También puede desarrollarse dentro o alrededor de los ojos, es una forma conocida como rosácea ocular. Los síntomas de la rosácea ocular son los ojos acuosos e inyectados en sangre, con tendencia a los orzuelos. Si una persona tiene la sospecha de padecer de rosácea ocular debe contactar un medico lo más rápido posible. Si la rosácea ocular no se controla, puede dañar la córnea y hasta provocar ceguera.

Tratamiento para la rosácea

El tratamiento de la rosácea abarca varias líneas de actuación para conseguir un control óptimo de los síntomas y procurar la curación de la piel. Los puntos más importantes del tratamiento son:

Evitar la exposición al sol. Utilizar protector solar diariamente.

Evitar hacer mucha actividad en climas áridos.

Reducir el estrés. Tratar con respiraciones profundas, yoga u otras técnicas de relajación.

Limitar el consumo de comidas condimentadas, el alcohol y las bebidas calientes.

Los antibióticos orales o aplicados en la piel pueden controlar los problemas cutáneos similares al acné. Pregunte a su proveedor.

La rosácea no es acné y no mejorará con tratamiento para el acné de venta libre
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