El tiroides

Un problema de mujeres

campaña tiroides
Cuidarse el tiroides se ha convertido en una de las grandes asignaturas pendientes en materia de salud dentro de nuestra geografía. No tenemos excusa: la revisión médica, junto a un diagnóstico precoz, no cuestan nada de esfuerzo y, a cambio, ganamos con su procedimiento toda una garantía de vida y de salud.

 

Con este mensaje como lema, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en colaboración con la farmacéutica Merck, ha organizado en estos días una campaña informativa en Madrid para sensibilizar a los ciudadanos sobre la importancia de cuidarse en este aspecto.

 

Las mujeres, pacientes mayoritarias

El tiroides es una glándula endocrina situada en la parte inferior de nuestro cuello, por debajo del cartílago cricoides, más comúnmente conocido como 'la nuez de Adán. Su tamaño ronda los 50 mm de longitud. Su forma recuerda a la de la mariposa y su color es gris rosáceo. Básicamente se ocupa de fabricar y almacenar dos hormonas imprescindibles para los procesos del organismo: la tiroxina y la triyodotironina. Pero también libera una dosis determinada de sustancias, según las necesidades que nuestro cuerpo le pida. Estas dos serían en resumen, sus funciones más importantes dentro del organismo.  

Como mucha gente sabe, es el aporte de yodo, la clave principal para mantener sano el tiroides. Por ello, cuando por diversas razones no contamos con la cantidad suficiente de este elemento químico, se produce una disminución de los niveles de hormonas tiroideas. Algo, que en muchos casos, puede provocar que el tiroides crezca anormalmente. Entonces hablamos de bocio. En personas de constitución muy delgada, este puede hasta palparse con la yema de los dedos.

 

Como suele ocurrir con las enfermedades hormonales, el hipotiroidismo afecta más a mujeres que a hombres, situándose la edad más probable para contraer la enfermedad entre los 40 y 50 años de edad, y también durante y tras el embarazo. En este último caso, el tratamiento del hipotiroidismo en las mujeres que esperan un bebé, es exactamente igual que el de cualquier otro paciente.

 

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Una enfermedad que cansa física y mentalmente

Resulta curioso que una de las principales rarezas y complicaciones del hipotiroidismo es lo difícil que puede ser detectar sus síntomas . Por lo general, las señales más evidentes son el cansancio y el agotamiento físico, y en muchas ocasiones mental. Otros signos pueden ser la piel seca, la disminución del apetito, la caída del cabello, la pérdida de memoria, los dolores musculares, escasa salivación, aumento de peso y vista borrosa, entre otros.  

El componente psicológico es casi igual de importante en el hipotiroidismo. Como ocurre con otras enfermedades que provocan debilidad y agotamiento, es común en quienes sufren del tiroides, padecer depresiones, ansiedad, nerviosismo o sensación de impotencia. Pero, en el mayor de los casos, aunque no existen datos oficiales, la mayoría de los que sufren esta enfermedad tienen una calidad de vida muy alta y un estado anímico bueno.

 

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España: datos negativos

España es uno de los países con mayor déficit de yodo en toda Europa, a juzgar por el Informe sobre la Campaña de Prevención del hipotiroidismo, ofrecida por la multinacional químico farmacéutica Merck. Las estadísticas no están muy a nuestro favor en cuanto a la prevención y diagnóstico del hipotiroidismo puesto que, en la actualidad, cerca del 50% de los casos se diagnostican por casualidad en nuestro país, debido a la ausencia de signos en fases tempranas. Un dato nada alentador y que va desgraciadamente en aumento.  

Según el Dr. Sergio Donnay, jefe del Servicio de la Fundación Alcorcón y miembro del Grupo de Tiroides de la SEEN, aunque no son muchos ni lo suficientemente representativos los casos de coma o fallecimiento a causa de enfermedades asociadas al tiroides, sí que existe la posibilidad si éste no se trata nunca, ya que sin su tratamiento médico es una enfermedad cuya evolución puede ser degenerativa.

 

Por ello, es urgente que hombres, mujeres y niños estemos alerta y nos revisemos la glándula tiroidea al menos una vez al año, así como es necesario estar atentos a la prevalencia de esta enfermedad en nuestra familia y en las generaciones anteriores, pues el factor genético es uno de los más comunes.

 

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