Fuente: Viviendoe el sonido
La explicación a este daño en la audición consiste en que la tensión que se genera por el estrés aumenta la tensión muscular, que a su vez, afecta a los músculos de la cara y el cuello. El estrés activa los músculos de masticación y produce sensación de oídos tapados o zumbidos. Esto se debe a que apretamos los dientes durante la noche cuando estamos sometidos a una gran tensión. El resultado de esta tensión es que la trasladamos al músculo del oído, lo que produce dolor y un mal funcionamiento de las estructuras internas. Y esto puede provocar una disminución del sonido temporal o problemas en la audición.
Como demuestra el estudio, una tensión acumulada puede también desencadenar en problemas auditivos más graves a largo plazo, como la enfermedad de Ménière que comienza como un zumbido o acúfeno en el oído, una disminución de la audición o sensación de vértigo.
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