-Hija, no recuerdo cómo se pone la lavadora…
-Qué dices mamá, ¿cómo no te vas a acordar? Lo llevas haciendo cada día de tu vida…
– Sí, pero ahora lo he olvidado…
-Pues vamos al médico
-Señora, su madre tiene alzheimer.
Alzheimer, una de las palabras que imprimen más miedo a los seres humanos junto con cáncer. A algunas personas nos encantaría olvidar muchas cosas. Un desengaño amoroso, la visión de un accidente de tráfico, la muerte de un ser querido… Pero cuando te olvidas de quién eres es diferente.
Cuando tus recuerdos se desvanecen y empiezas a olvidar lo que fuiste, lo que eres, lo que sabías hacer, a los que te quieren, lo que te gusta y lo que no. Cuando pierdes la conciencia de ti mismo.
-Mamá, ¿recuerdas a Carlos?
-¿Quién es ése niño?
-Mamá, es tu nieto…
-Yo no conozco a éste niño.
-Carlos, no llores… La abuelita está enferma.
-No me recuerda, ¿es porque ya no me quiere?
-No, no recuerda muchas cosas. Tampoco se recuerda a sí misma, No te lo tomes como algo personal.
¿Cómo podemos prevenirla?
Mejorando nuestra actividad cardiovascular: Aliméntate de forma saludable, introduce alimentos ricos en omega 3 en tu dieta, tales como el pescado azul, la yema de huevo o el brócoli. Evita los niveles altos de colesterol y la hipertensión, eliminando al máximo el consumo de sal.
Haciendo deporte: Practicar deporte moderado regularmente (como mínimo 3 veces a la semana) mejora tu circulación y reduce el riesgo de problemas cardiovasculares.
Haciendo trabajar a nuestro cerebro: Realiza crucigramas, juega al ajedrez, lee, aprende un idioma… en definitiva, cualquier actividad que requiera que tus neuronas se pongan en marcha puede reducir el riesgo de sufrir la enfermedad.
Potenciando las relaciones sociales: La sociabilidad es un protector de la enfermedad ya que mejoras actividades cerebrales como la comunicación y el lenguaje. Además, se combate la soledad que puede derivar en depresión y precipitar o confundirse con los síntomas propios del Alzheimer.
Un saludo,
Olivia
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