CÓMO DEJAR A MI PAREJA SIN HACERLE DAÑO

Hay ocasiones en las que una relación se rompe y la asertividad no tiene cabida. Quizás hayas tenido alguna de estas rupturas en las que vuelan los reproches y las malas maneras pero, seguramente, esta no sea tu situación actual. Claro que no. Si has llegado hasta aquí es porque tienes una buena relación y quieres saber cómo dejar a tu pareja sin hacerle (demasiado) daño. Y queremos dejar algo claro: ¡tú no puedes controlar la reacción emocional de otra persona! Es muy probable que le hagas daño aunque no quieras, especialmente, si el otro miembro quiere permanecer en la relación y tú no. De todos modos, te damos algunas claves para que la ruptura no sea tan dolorosa para tu pareja.

¿Dejar a mi pareja? Nunca en público

Seguramente lo hayas visto en las películas. Puede que incluso algún amigo tuyo ya lo haya vivido en carne propia, pero romper en público no es una buena decisión. La reacción de la pareja ante una ruptura en un restaurante, por ejemplo, puede ser la de sentirse atrapado e inhibido. Es fundamental que para dejar a una pareja sin hacerle daño te decantes por encontrar un lugar neutral, en el que ambos estéis cómodos y podáis expresar las emociones.

Cuidado con dejar a tu pareja en según qué estación

Un estudio muy interesante del Instituto de Política Familiar estableció el inicio del verano y el 14 de Febrero como las principales fechas de ruptura de parejas y lo cierto es que si quieres que tu pareja no sufra (mucho) después de dejarla, hazlo cuando esté a punto de llegar el verano (esto siempre que esté a punto de llegar -si tienes claro que vas a romper la relación, hazlo cuanto antes-). Ya se sabe que el sol, el calor, las vacaciones y una vida social más activa son los mejores componentes para afrontar esos primeros meses. Sin embargo, no te recomendamos que lo hagas en San Valentín y no precisamente por la celebración en sí misma. Este mes es terrible a nivel neuroquímico. Los días son cortos y el sol no hace acto de presencia tanto como quisiéramos, lo cuál favorece los estados depresivos y alteraciones anímicas.

Cara a cara y recordando siempre que existieron sentimientos entre vosotros

Puede que ya no quieras a tu pareja o, incluso, que te hayas enamorado de otra (aunque este caso se merece un artículo propio y no trataremos de él en este artículo) pero jamás decidas dejar a tu pareja por un medio digital. Solamente por el respeto que deberías tener hacia la persona que quisiste en algún momento, da la cara y explícale la situación. Si tu relación era sana no debería existir ningún conflicto, más allá del dolor que provoca la pérdida para ambos. Es un paso que has decidido dar y no puedes evitar que le haga daño (y a ti también) pero se puede finalizar una historia bonita de un modo cordial y manteniendo el respeto hacia la relación que tuvisteis.

Tómate tu tiempo para llegar a la conclusión (pero tampoco demasiado)

Reflexionar es un acto importante, especialmente para saber si la relación está mal por una cuestión interna (falta de comunicación, rutina, ) o externa (una mudanza, cambio de trabajo, crisis económica, …). En ocasiones, una situación de estrés extremo puede darnos una falsa sensación de seguridad y sentir que estaremos mejor sin esa persona, cuando el problema no es la pareja sino las situaciones externas (y transitorias, al fin y al cabo).

No obstante, si lo tienes bien claro, ¡Hazlo cuanto antes! La espera te puede producir el temido efecto “olla exprés” después de aguantar más tiempo del que debieras manteniendo una situación que no deseas.

Y recuerda, la honestidad es la clave para tratar estos asuntos y aunque puedes tener tacto a la hora de dejar a tu pareja nunca será posible conseguir que el otro no sufra. Sufrirá. Seguramente tú también sufrirás pero, después de unas semanas, lo irás superando (al igual que tu expareja) y descubriréis, seguramente ambos, que así es mejor.

Si necesitas alguna ayuda, contacta con nuestros psicólogos especialistas en problemas de pareja; podrán ayudarte.

Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)

Fuente: este post proviene de Psicoadapta blog de psicología, donde puedes consultar el contenido original.
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