El ácido hialurónico sustenta el tejido conjuntivo el cual está presente en nuestro organismo en forma de cartílagos, sangre y huesos, entre otros, dando consistencia y fortaleza a nuestros tejidos, sin él éste tejido se vería seriamente dañado interfiriendo en el correcto funcionamiento de la estructura del cuerpo como por ejemplo, la formación de la piel, mantenimiento de las articulaciones o la cicatrización de las heridas. Algunos síntomas de bajos nieveles de ácido hialurónico en el organismo, entre otros, son:
– alteraciones articulares
– osteoartritis
– envejecimiento prematuro de la piel
– fibromialgia
Existen numerosas causas que afectan a los niveles de ácido hialurónico en nuestro cuerpo, tanto por exceso como por defecto. Entre ellos se sabe que el factor genético es uno y así como la nutrición y los factores ambientales. A nivel nutricional, el magnesio y el zinc juegan un papel importante en la formación de ácido hialurónico afectando tanto directa como indirectamente en su producción. Por ejemplo, niveles bajos de estos dos minerales influyen en una buena cicatrización. Una deficiencia de zinc puede incrementar los niveles de ácido hialurónico y esto a su vez provocar dermatitis. El consumo de tabaco degrada el ácido hialurónico por lo que fumar afecta de manera intensa a sus propiedades protectoras y lubricantes.
Existen estudios que muestran que una dieta excesiva en calorías influye en la producción de ácido hialurónico en nuestro organismo como también lo hace un estado de desnutrición permanente por lo que se hace evidente que una alimentación inadecuada afecta de forma importante a la formación de colágeno. Algo muy importante a tener en cuenta es la deficiencia en minerales en los suelos de cultivo, muy reducido en la actualidad, por lo que se hace obvia una deficiencia de los minerales antes mencionados (zinc y magnesio), contribuyendo a una reducción en la producción de ácido hialurónico.
La mayoría de las investigaciones sobre el ácido hialurónico se han realizado con formas inyectables. Se suministra a través de inyecciones directamente aplicadas en la articulación afectada con el objetivo de reducir el dolor y la inflamación incrementando la movilidad. Gran parte de estos estudios obtuvieron muy buenos resultados. Aún así es importante iniciar el tratamiento de forma temprana ya que cuanto más avanzada está la enfermedad menos eficaz será esta terapéutica.
En un estudio clínico publicado en The Federation of American Societies for Experimental Biology Journal confirma que el ácido hialurónico combinado con colágeno tipo II hidrolizado es seguro y eficaz en el alivio del dolor, proporcionando beneficios generales sobre las articulaciones.
Hasta hace poco el ácido hialurónico presentaba dificultades de absorción tanto via tópica como oral. En su composición, las moléculas eran demasiado grandes como para poder ser absorbidas por lo que se redujo su peso molecular incrementando de esta manera la absorción y biodisponibilidad de manera notable pasando con facilidad de la sangre a los tejidos. De esta manera y según los datos proporcionados por diferentes investigaciones se confirma que la administración oral puede ser efectiva en el tratamiento con esta sustancia en forma de suplementos alimenticios. La dosis diaria recomendada es de 120mg.
Una alimentación sana y equilibrada, realizar ejercicio físico de forma regular y mantenernos lo suficientemente hidratados puede prevenir aquellas enfermedades asociadas a las alteraciones de ácido hialurónico. Hoy día existe la tendencia de tratar los síntomas de las enfermedades una vez éstan han hecho acto de presencia sin tener conciencia, con anterioridad, de que debemos darle al organismo aquellos nutrientes que necesita antes de que se produzca su deterioro.
Alimentos que incrementan la producción de ácido hialurónico son: las frutas y verduras. La soja contribuye, por su contenido en fitoestrógenos, a que el nivel se mantenga estable sobretodo a partir de la menopausia fomentando su síntesis. Y no olvidar que es importante beber una cantidad de agua suficiente ya que esta sustancia requiere la presencia de agua para ejercer su función correctamente.
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